La acción ecologista evita que PP y Cs ensucien el nombre de Ricardo Bofill y la destrucción de la última cala virgen, el proyecto pretendido por el consistorio pretendía la modificación estructural del antiguo proyecto, destrozando además una zona protegida por la RN2000
El club social de la Manzanera estuvo en activo desde el año 73 hasta el 88, después fue abandonado por los destrozos causado por las inclemencias climáticas y los costes que esto suponía a los vecinos. El mismo inventario municipal dice que «está sometido a procesos corrosivos provocados por los agentes meteorológicos».
El expediente del ayuntamiento iniciado en 2015, plagado de irregularidades de todo tipo, se dio más prisa en la contrata externa del proyecto que en asegurarse la viabilidad del mismo. Aún con una clara advertencia de Consellería sobre la existencia de vermétidos, la invasión de la Red Natura 2000 y la interdicción de actuar en la orilla del mar.
Por parte de Ecologistas en Acción País Valencià se plantearon acciones legales para denunciar ante el ministerio que el proyecto no se ajustaba a la legalidad:
- La construcción de la escollera invadía el hábitat natural de fauna autóctona rara y considerable
- La pasarela de acceso pasaba por la orilla del mar en un espacio protegido por la Red Natura 2000
- El sinsentido y la presión antrópica que provocaría el destino como explotación hostelera
- La caducidad de la concesión otorgada en 2017
Con cierta satisfacción hemos podido comprobar que el Ayuntamiento de Calp ha reescrito el proyecto para prescindir de los elementos disruptivos que fueron señalados en el escrito a la vez que se renuncia al uso hostelero del enclave para optar por un uso cultural y/o científico aunque momentáneamente indefinido.
Hubiera sido de interés que el replanteamiento del proyecto hubiera contado con un enfoque más ecologista, social y participativo. Si el bien a proteger son los elementos estructurales utilizados por el arquitecto Bofill, bastaba con conservar los óculos característicos y la estructura geométrica. Un ejemplo perfecto se puede ver en la Plaza de la Libertad (Askatasunaren Plaza), una obra conjunta de Luis Peña Ganchegui y Eduardo Chillida al final del Paseo del Tenis en Donostia. Sin presencia humana más que la del espectador, con costes básicos de mantenimiento y mínima y controlada invasión del espacio natural.
Para los calpinos queda por una parte la victoria pírrica en cuanto a la protección de la Cala Manzanera, única y singular, aunque por otra, el hecho que el consistorio se vea obligado a desembolsar la misma cantidad de dinero , 1.200.000 euros, por menos de la mitad de la obra inicialmente presupuestada.